Juan Roberto Mascardi, mostrant la seva aprovacioAprofitant el rebuf del III congrés de l’OCS, el gran amic JuanRo Mascardi, que ja va fer de congressista, va decidir enviar-me quatre o cinc preguntes per a publicar una entrevista al portal argentí de blocs (potrero de weblogs) més conegut, Dialógica. Com que vaig columpiar-me per contestar, la cosa ha trigat a sortir, però ara que ja està en línia, ho comento aquí.

L’entrevista l’ha encapçalat en JuanRo així: “El ciberespacio es un terreno extremadamente fértil”. Entrevista con el antropólogo Joan Mayans. La resta de l’entrevista, la copio aquí sota. L’article original és en aquest enllaç.

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Cuando el jurado del programa de becas Intercampus de la AECI otorgó una plaza en 1996 a Joan Mayans -incipiente alumno de Antropología de la Universidad de Barcelona- para que profundice sus estudios en Rosario, Argentina; tal vez nunca imaginaron que éste joven nacido en Ibiza sería uno de los pioneros en la investigación acerca del impacto social de Internet en la relaciones humanas.
En diez años la Red creció, mutó, cambió y nos cambió. Diez años después, desde Rosario Dialógica se contactó con Joan Mayans, autor del libro de vanguardia “Género Chat. O cómo la etnografía puso un pie en el ciberespacio” para hablar acerca del III Congreso ONLINE del Observatorio para la Ciber Sociedad que se desarrolló a fines del año pasado.

¿Qué conclusiones saca acerca del Congreso? ¿Por qué este año se buscaron los ejes Conocimiento Abierto – Sociedad Libre?

Hay diversos tipos de conclusiones. Organizativas, numéricas, de impacto… Quizá las más relevantes sean las que tienen que ver con el contenido y con el impacto cualitativo, esas que se condensan en el título del congreso, “Conocimiento Abierto, Sociedad Libre”. Tal y como se explica en diversos lugares del congreso, más que un título, queríamos plantear una proposición, una ecuación, una provocación. Una hipótesis que trabaja a partir de la asunción de que si nos dotamos de espacios, herramientas y filosofías más abiertas de acceso y creación del conocimiento, las repercusiones globales que se deriven de ello serán muy importantes y funcionarán en la dirección de dar más posibilidades, más criterio de elección, más poder de decisión… en definitiva, servirán para construir o para afianzar sociedades más “libres”.

Las conclusiones que sacamos ante este planteamiento no son, todavía, sólidas. Estamos en pleno proceso de recogida de evaluaciones y lecturas de conjunto y estamos preparando una publicación que sirva de colofón al congreso y a este capítulo del debate. De momento, nos quedamos con la certeza de que, realmente, la respuesta que ha recibido la propuesta ha sido cuantitativa y cualitativamente espectacular. Tanto la difusión del congreso como sus resonancias en multitud de espacios nos indican que la ecuación era y es completamente pertinente. Gracias al congreso, incluso los que abogábamos por un tipo de planteamiento como este, de naturaleza relativamente “combativa”, nos hemos visto sorprendidos por un gran nivel de consenso, entre los participantes, sobre la relevancia del tema. Y, a la vez, se ha puesto en cuestión, se ha analizado y se ha criticado el modelo “libre” de conocimiento.

En algunas de sus opiniones ha hablado acerca de la “vuelta a lo local” en términos de las relaciones establecidas a través de la red. ¿Este marco se ha dado en el último congreso? ¿Existieron rasgos vinculados a las identidades regionales?

La Red, así, en mayúsculas, es una estructura global infinita construida a base de localidades. Lo local, lo pequeño, lo conocido y asequible son el fundamento básico de cualquier estructura social electrónica. Nuestro congreso, de alcance global, con participantes de medio mundo y de toda América Latina, es una gran batidora de relaciones. A lo largo de todo el congreso y la fase previa, los meses anteriores, se van construyendo localidades, centralidades que se van solidificando con el paso de los días y de las comunicaciones. Lo que ocurre es que lo local está cambiando de significado. Experiencias como MySpace o Second Life están sirviendo para que mucha gente pueda, por fin visualizar, lo que algunos sociólogos, antropólogos y filósofos llevaban tiempo anunciando. Nuevos barrios, nuevas localidades, nuevas familiaridades hechas a partir de retazos de conversaciones electrónicas, que se van cosiendo y confundiendo, poco a poco, con el resto de nuestras relaciones sociales, siempre situadas, siempre localizadas.
Si hablamos, por otro lado, de las regiones en un sentido “tradicional” del término, sí que tuvieron presencia. Aproximaciones regionales, locales o incluso nacionales, sirven para entender mejor un fenómeno que, con toda probabilidad, tenga muchas similitudes con otros lugares del mundo. Además, determinadas comunidades lingüísticas, nacionales o regiones suelen tener mucha más presencia en las convocatorias del Congreso.
Este fenómeno se retroalimenta, ya que, por ejemplo, los congresistas peruanos están sobre-representados (comparado con su peso demográfico y sus cifras de penetración de Internet) desde el primer congreso del OCS. Si en aquella primera experiencia, el resultado fue satisfactorio, su estructura de red inmediata y local se refuerza y terminan por incrementar su presencia en la siguiente edición, como ocurrió en la segunda edición, en 2004, y como ha vuelto a ocurrir ahora. Algo similar ha ocurrido también con los congresistas procedentes del Brasil: en la edición de 2004 apostamos por enfatizar el multilingüismo del congreso, incluyendo el portugués como una de las lengua “propias” del congreso. El resultado lo hemos podido observar ahora, cuando Brasil se ha convertido en el segundo lugar de procedencia de congresistas, pasando de poco más de un 9% a casi un 20% de los participantes. Cada región y cada comunidad tiene sus propias dinámicas de grupo, también dentro de una convocatoria concreta como este congreso.

¿Qué ha cambiado desde la publicación de su libro GENERO CHAT y qué perspectivas de cambio pueden existir o se pueden avizorar en las relaciones interpersonales a través de la red?

Uffff… Algunos dirían que ha cambiado muchísimo. Y otros dirían que no ha cambiado absolutamente nada, no sólo en los últimos 4 o 5 años, sino en los últimos 800 o 1000, que la red no ha hecho nada que, ni como individuos ni como grupos, no hiciéramos antes. Desde luego, aparecen nuevas aplicaciones, nuevos “fenómenos”. Por ejemplo, llama mucho la atención un fenómeno como el que está representando últimamente Second Life: su modelo de interacción ya era posible hace algunos años e incluso recuerdo haber estado estudiando algo muy similar en 1998. Y sin embargo, el producto ha triunfado 7 u 8 años después. Otro fenómeno disruptor de grandísima fuerza es la proliferación de los weblogs personales como sedes multi-nodales de comunidades flotantes.
Sin embargo, a pesar de las novedades y la sucesión de nuevos productos ‘de moda’, es muy posible que las “reglas” y “usos” fundamentales de lo cibersocial, no hayan variado sensiblemente desde su primera popularización.

Se habla por este tiempo demasiado de los fenómenos de “Web 2.0” ¿Qué reflexión le merecen? ¿Que relevancia social poseen?

En el tema de la web 2.0 soy tremendamente ignorante. No sé muy bien si por “web 2.0” nos referimos a algo en concreto, a una tecnología determinada, a unas estructuras diferentes o bien, como me parece, se trata de un “desideratum” que lo que hace, en definitiva, es apelar a las características originales de Internet, tal y como fueron imaginadas por sus primeros “apóstoles divulgadores”. Si por “web 2.0” se quiere decir, en definitiva, estructuras y modelos web mucho más participativos, interactivos; lenguajes de programación y diseño que se estructuran limpiamente para separar programación, diseño y contenido, para permitir el acceso competente a todo tipo de usuarios sin conocimientos técnicos avanzados; lenguajes y herramientas bien estructuradas y catalogadas, optimizados para su integración y correcta interpretación por parte de buscadores y agregadores de información… Si quiere decir todo eso, la “web 2.0” se parece tremendamente a la “web 0.1” o como queramos llamar a los proyectos y barruntos fundadores de Internet como herramienta de “extensión de la inteligencia humana” (como se escribió en los años 60).
La relevancia social del asunto es, en sintonía con el párrafo anterior, relativa. Por un lado, los propósitos del ‘desideratum web 2.0’ son socialmente relevantes, porque permiten que una persona sin conocimientos de programación ni infrastructura informática avanzada pueda disponer de un weblog, por ejemplo. Sin embargo, lo realmente relevante está presente en la misma estructura de Internet. En cualquier caso, como te decía al principio, soy bastante ignorante de lo que significa, realmente, “web 2.0”.

Teniendo en cuenta su perfil profesional de antropólogo e historiador ¿Cuándo se sintió atraído con la complejidad y las potencialidades de la Red?

Desde luego, eso ocurrió mucho más como antropólogo que como historiador. Desde el punto de vista antropológico, Internet y el ciberespacio son un terreno extremadamente fértil, como se ha demostrado en los últimos años. Mirar lo social a través del espejo de la Red no es sólo un “caso etnográfico” tan relevante como cualquier otro, sino que permite elaborar reflexiones de tipo antropológico realmente interesantes. La Red en sí misma ya supone un desafío temático mayúsculo para cualquier investigador social. En mi caso concreto, la elección de este tema de investigación es una mezcla de oportunismo, un interés y una proximidad especial hacia la informática, algunos viajes por el mundo que me descubrían nuevas formas y usos de la tecnología.

Usted estuvo en Rosario, Argentina realizando una beca de estudios en el ’96. ¿Por aquellos años ya pensaba investigar y desarrollar su trabajo en torno a la Red? ¿Qué recuerdos tiene de la ciudad del Rosario de la década pasada?

Por suerte, he mantenido viva mi relación con Rosario, a través de grandes amigos que me han ayudado a ir viviendo la evolución y las transformaciones de la ciudad a lo largo de los últimos diez años. Mis recuerdos son intensos y espero poder seguir avivándolos en próximas visitas. Por aquel entonces, aún como estudiante de grado universitario, no tenía definido -ni sospechaba- hacia dónde dirigiría una eventual investigación doctoral. Mi beca se centró en dos ramas temáticas concretas de la antropología, la antropología política y la transmisión cultural. Sin embargo, siempre me llamó muchísimo la atención el bullicio y la intensa vida social urbana que se podía ver en cualquier rincón de la ciudad, ya fuera el microcentro o las afueras. Ese dinamismo urbano, la observación de las ciudades y de lo urbano y en las ciudades fue, en realidad, mi base metodológica y uno de los fundamentos teóricos que me llevaron a estudiar las redes sociales electrónicas. Para mí, internet siempre supuso una forma acelerada y ‘sui generis’ de vida urbana, de hiper-urbanidad. Por ello, viajar y vivir ciudades con vida social intensa, en la calle, en los espacios públicos, siempre sirvió de inspiración.